Hoy viernes 20 de abril de 2012 se cumple un año del triunfo madridista ante el Barcelona en la final de la copa del rey celebrada en el estadio valencianista de Mestalla en un partido vibrante que necesitó de prórroga para dilucidar al campeón, un campeón que no fue otro que nuestro Real Madrid con un golazo de cabeza del crack del equipo, Cristiano Ronaldo, a pase de Di María en el primer tiempo de dicho "tiempo extra".
Con la liga casi sentenciada a favor de los culés y en semifinales de la champions league donde nos enfrentaríamos y caeríamos injustamente debido a erróneas decisiones arbitrales ante el Barcelona a la postre campeón de Europa, Madrid y Barça llegaban a la cita copera en medio de una tormenta de clásicos (cuatro en total), todos ellos cargados de polémica y que ensombrecerían las buenas relaciones que hasta la fecha vivían los jugadores españoles de ambos equipos algo que hizo peligrar el buen espíritu que se vivía, se vive y se vivirá en el seno interno de la selección española.
En este segundo clásico, sólo cuatro días después del enfretamiento liguero (1-1 en el Bernabeu), los merengues llegaban a Valencia deseosos de venganza por la hegemonía azulgrana y esperanzados de conquistar la que a la postre sería la 18ª copa del rey en la historia del Real Madrid.
Al igual que ocurrió el pasado martes ante el Bayern Múnich en Alemania y que ocurrirá mañana sábado ante el Barcelona en liga, Mourinho hizo piña y se llevó a Valencia a toda la plantilla con el fin de estar unidos y apoyar al equipo en esta decisiva cita.
Desde horas antes del partido, los aficionados del Real Madrid y del Barcelona abarrotaban las calles de Valencia, en la víspera del Jueves Santo, reinando la alegría y la fraternidad entre ambas aficiones.
La carpa merengue se llenó de miles de aficionados animando a su equipo entre los que se encontraba el periodista de As, Tomás Roncero, quizás el periodista madridista más codiciado y apreciado por la afición de concha espina.
En lo referente al encuentro, la estrategia de Mou funcionó a la perfección situando a Pepe de medio centro junto a Khedira y Xabi Alonso, como auténtico "secante" de Messi algo que impidió la aparición de la estrella catalana y mermó el juego de los de Guardiola.
Un cabezado de Pepe al poste y dos manos a manos de Cristiano Ronaldo pudieron poner al Madrid por delante al descanso.
En la segunda mitad, el Barcelona tomó las riendas del partido y los nervíos empezaron a aparecer en ambas aficiones. Un gol anulado correctamente a Pedro desató las iras blaugranas, algo injustificado ya que el extremo barcelonista se encontraba en posición de claro fuera de juego en el momento de recibir el pase de Xavi.
Ya en la prórroga y con Adebayor en el campo, Cristiano Ronaldo gozó de otro claro mano a mano con Pinto que tampoco aprovechó, marchándose su disparo cruzado con la pierna diestra por milímetros del poste derecho del cancerbero catalán. Sin embargo, la gloria estaría reservada para el luso, en una galopada de Di María que tras superar a Alvés y llegar a la línea de fondo asistió al segundo palo donde Cristiano se elevó y de paso, elevó al madridismo al cielo de Valencia, con un cabezado que superaba a Adriano, ese día lateral izquierdo, y a Pinto, perforando las redes enemigas (1-0) y llevando el delirio a la grada blanca.
Tras el descanso de la prórroga, el Madrid y todos los allí presentes en Mestalla aguantamos el asedio catalán, un asedio que finalmente no pudo consumarse en el empate y si en la victoria merengue por (1-0). Recuerdo el pelotazo final de Di María al oir el silbato del colegiado y la alegría en el graderio de Mestalla, con los aficionados culés desfilando de sus asientos antes de entregar el trofeo de manos de S.M., el Rey, D. Juan Carlos, al capitán del equipo, Iker Casillas, que ataviado con una bandera madridista con el fondo de los colores de España recogió dicho entorchado y coronó al cielo de la ciudad del Turía y de toda España, la 18ª copa del rey del Real Madrid y el primer y único título logrado por José Mourinho al frente del banquillo madridista, un título más que celebrado por afición, cuerpo técnico y jugadores como lo demuestra la anécdota ocurrida ya en Madrid, en el autobús del equipo camino de Cibeles, el ya jueves santo de madrugada, cuando al central madridista, Sergio Ramos, se le escurrió la copa desde lo alto del autobús descapotable y fue literalmente arrollada por el autobús madridista. Sin embargo, todo valía esa noche, la noche del primer título del "mou team". ¡¡¡HALA MADRID!!!...
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