La crónica: Francisco J. García Bruno
Sobrevivir o condenarse. Eran las dos opciones que el conjunto blanco barajaba tras la derrota cosechada el pasado miércoles. Y, en el segundo encuentro de la serie por el título ante el Barcelona (69-75), los madrileños se ganaron el derecho a la supervivencia. Una meritoria remontada de los visitantes sirvió como venganza del primer partido y, de tal manera, ubica la final en un escenario de máxima igualdad.
La directriz era
clara. Ganar un partido en Barcelona, antes de que la serie se trasladase a la
capital, resultaba fundamental para las aspiraciones del Madrid. Tras la
dolorosa derrota en el encuentro inicial y cuando la moral de los blancos más
tocada parecía, no hubo ocasión esta vez para jugadas milagrosas sobre la
bocina. El Barcelona claudicó ante su rival y ve cómo la serie adquiere un
cariz radicalmente opuesto al esperado.
El conjunto
dirigido por Pablo Laso demostró saber sufrir. Al contrario que el miércoles,
esta vez fueron ellos los protagonistas de la remontada. Un inconmensurable
Sergio Rodríguez (17 puntos) fue, en esta ocasión, el encargado de dirigir la
batuta blanca. Aprovechando, una vez más, su magnífico acierto en el tiro
exterior, el Madrid consiguió levantar un encuentro que tenía casi perdido a
falta de siete minutos (61-53).
El equipo
catalán, por su parte, mostró luces y sombras a lo largo del partido. Tras
entrar a pista con la lección bien aprendida, exhibieron un gran despliegue
defensivo para neutralizar a los visitantes. Mientras que, a lo largo de los
minutos, las sensaciones eran cada vez más favorecedoras para el Barcelona,
éstas nunca llegaron a materializarse en ventajas decisivas. Todo ello, sumado
a un Navarro algo más terrenal que en otras ocasiones, terminó por condenar a
los locales.
Así las cosas,
el Madrid vuelve a casa habiendo cumplido su misión. Con el factor cancha a
favor, ganar otros dos partidos al Barcelona es ahora el objetivo. Si los
próximos encuentros siguen marcados por la igualdad, a buen seguro, los
detalles volverán a decidir. El desenlace se presenta apasionante.
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